La Bioingeniería del paisaje

La bioingeniería del paisaje es una disciplina constructiva basada en la fusión práctica de conocimientos de la biología y la propia ingeniería

La bioingeniería del paisaje es una disciplina constructiva basada en la fusión práctica de conocimientos de la biología y la propia ingeniería, que persigue objetivos técnicos, ecológicos, paisajísticos y económicos, y utiliza las plantas vivas y sus múltiples rendimientos juntamente con materiales derivados de las mismas, aprovechando la topografía, el suelo y el microclima existentes.

En relación con los materiales, se puede clasificar en ingeniería naturalística (técnicas que utilizan material vivo y materias primarias como troncos, piedras, tierra, etc) e ingeniería biofísica (técnicas que utilizan material vivo y productos elaborados, como mantas, geomallas, etc).

En estas técnicas de bajo impacto ambiental, los seres que realizan el trabajo son las plantas, así pues a sus objetivos estructurales se le suman también ventajas ambientales. La bioingeniería del paisaje se puede utilizar en la estabilización de taludes, restauración de cursos de agua o humedales, para controlar la erosión o recuperar espacios degradados. Aplicada a espacios fluviales o zonas húmedas, se trabaja con hidrófilos y macrófitos, siempre con especies autóctonas, que mejoran la calidad de las aguas y proporcionan un hábitat adecuado para las bacterias que realizan la descomposición de la materia orgánica.

La bioingeniería del paisaje puede sustituir a la ingeniería clásica en determinados casos y también puede ser un elemento complementario en intervenciones de ingeniería convencional.

Los inicios de la Bioengeniería

El ingeniero alemán Lothar Bestmann, fallecido en el año 2019, fue socio y asesor de Aquanea y el creador de toda una línea de materiales de bioingeniería que hoy en día se utilizan en todo el mundo. Estos sistemas se basan en la utilización de especies herbáceas de ribera correctamente desarrolladas en un material orgánico inerte colonizable, la fibra de coco, ideal por su equilibrio entre el tiempo de degradación de la fibra y el desarrollo de los tallos y rizomas de los helófitos, y además, con unas características físicas que le otorgan unos buenos niveles de resistencia hidráulica.

Tenéis a continuación algunos informes de proyectos donde se puede ver la evolución de las primeras instalaciones realizadas a finales de los años ochenta y principios de los noventa, y que han servido de base para su posterior divulgación en el resto de Europa, USA, Japón, etc, donde se sigue trabajando con estos materiales.

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